Octubre 3, 2017
Hace dos meses logré cruzar el Canal del Norte y, con ello, terminar el reto de los Siete Mares. Así, al igual que seguramente todos nosotros, en el transcurso de las últimas semanas he vivido un cúmulo de emociones, que en mi caso van desde la incredulidad hasta la tristeza.
Sin lugar a dudas, el temblor que azotó a la Ciudad de México nuevamente el 19 de septiembre fue el evento más relevante en semanas recientes y en mucho tiempo. En unos cuantos segundos, a lo largo de la ciudad —uno de los centros urbanos más importantes del planeta—la fuerza de la naturaleza arrasó con casas, edificios y centros educativos. Miles de personas se quedaron sin vivienda, miles de estudiantes sin un espacio escolar. Faltan semanas, incluso meses, para que niños y jóvenes regresen a la normalidad y cuenten con un espacio para sus estudios. Falta mucho más tiempo aún para que quienes perdieron su vivienda regresen a su vez a su propia normalidad y cuenten con un nuevo hogar.
Acaso lo más importante de todo esto haya sido el constatar el solidario y generoso apoyo que toda la sociedad ha dado a las víctimas. En mi caso, me causó gran emoción ver cómo mis hijos, mis sobrinos, Lucía y muchos de nuestros amigos nos hemos avocado, desde cada una de nuestras trincheras, a apoyar a los afectados.
Constatar lo relevante de la vida, como es la familia, la solidaridad, el amor, me hizo olvidar por varios días que antes del temblor recibí una noticia de la Irish Long Distance Swimming Association (ILDSA), organización que certifica los cruces del Canal del Norte: la ILDSA tenía dudas sobre mi nado. En una carta con fecha del 10 de septiembre, la persona responsable de la certificación me informó que una fotografía del inicio de mi nado, publicada en un artículo al respecto en el New York Times, parecía mostrar que no había cumplido con las reglas al inicio del nado.
Si bien es cierto que la noticia me sorprendió, nunca me imaginé que causaría revuelo en el medio de las aguas abiertas. Al principio pensé que sería un tema privado y que se aclararía fácilmente (el ángulo de la foto del NYT al inicio del nado me tomaba con el mar de frente y en el horizonte, sin dejar ver que tenía tierra firme pocos metros detrás). Sin embargo, a los dos días el tema ya estaba en Facebook e inmediatamente empecé a recibir correos de apoyo y comentarios a mi favor en las redes sociales. Organicé mi defensa con base en el propio reporte del juez, quien certificaba que había cumplido con todas las reglas, e incluí los videos que Pablo había tomado.
Después de dos semanas, el 23 de septiembre, recibí un correo donde la ILDSA me informaba que, habiendo revisado la evidencia, mi nado se ratificaba. Dos días después, la Federación Mexicana de Natación (FMN) me propuso como candidato al Premio Nacional del Deporte y al Premio Nacional al Mérito Deportivo. Sin lugar a dudas, es una gran distinción que, no obstante, contrasta con lo que sufre México, sobre todo la ciudad y varios otros estados golpeados por los sismos recientes.
A raíz de ese anuncio, Juan Manuel Vázquez, reportero de La Jornada, me hizo una entrevista donde compartí lo complicado que es recibir una noticia, que normalmente me llenaría de júbilo, ante la desgracia que viven muchos compatriotas.
Publicada la nota, me sorprendieron y agradecí varios comentarios privados y en redes sociales que me decían que si bien era cierto que estábamos viviendo un gran dolor, también era importante retomar la vida. Así, con ese ánimo decidí mantener un compromiso y asistir el pasado viernes a una fiesta en el South End Rowing Cluben San Francisco. Fue una noche de amigos en la cual disfrutamos de tequila y un gran mariachi.
Y, bueno, finalmente, ha llegado el momento de compartir el video del nado del Canal del Norte. Es un gran trabajo de Pablo Argüelles Cattori. Espero que lo disfruten.
Ver video en: https://youtu.be/7Njc8D0jGuM