Marzo 20, 2016

Hoy fue mi último entrenamiento. Mañana inicia mi intento de cruce de Molokai. En comparación con el nado de Tsugaru, mis hombros están en excelente estado. He dormido bien los últimos dos días.

 

Me llegó un mensaje de una amiga en Facebook que abortó su cruce en enero. Me sugiere el lugar de salida y recomienda que inicie el cruce el miércoles.

Consultó el Wind Guru y efectivamente el miércoles y el jueves se ven mejor. Dudo qué hacer y finalmente llamo a uno de los kayakistas para preguntarle si no sería mejor esperar. Me dice que mañana tendré buenas condiciones, que debemos aprovecharlas. Su decisión se basa en que el clima en Hawái cambia drásticamente y debemos aprovechar la oportunidad.

No me queda más que aceptarlo.

Nora ya lo había comentado a medio día. Durante la comida lo pensé y por eso hice la llamada, sabiendo de antemano la respuesta.

En ocasiones como ésta, al igual que en muchas otras en la vida, siempre puede haber algo mejor. Sin embargo, uno no puede vivir esperando. Hay que actuar.

Cada nado tiene una estrategia diferente. Por alguna razón que desconozco tenía en mi mente que la distancia era de 46 kilómetros. Antier me di cuenta de mi error y ahora sé que son 42, un número que se puede dividir en 4 x 10 000 metros más un pilón de 2 kilómetros.

Mi meta es lograr parciales de no más de 3 horas y 30 minutos en cada 10 000. Si lo logro el trayecto será de alrededor de 15 horas.

Hoy que nadamos mantuve una velocidad de 3 kilómetros por hora y me sentí bien. Mañana veremos qué tan cerca puedo estar de ese paso.

Ayer teníamos dudas sobre el lugar de salida. Una buena noticia es que saldremos de Laau Point, el lugar más cercano a Oahu. Según los pronósticos los vientos me ayudarán las primeras 6 horas, pues para media noche se espera que bajen considerablemente.

Esa primera parte será importante. Espero estar cerca de los 20 kilómetros y haber pasado la crisis de las 3 de la mañana.

Algo positivo de no haberme ajustado todavía al horario es que mi cuerpo sigue en el horario de México y será en las primeras horas del nado cuando cruce las 3 de la mañana, que siempre es un momento difícil.

El siguiente tramo será de media noche al amanecer. Espero cubrir la mayor distancia para que cuando amanezca tenga a la vista la costa de Oahu. Dependiendo del ritmo final de nado pueden ser entre 2 y 6 horas más. Lo positivo es que será de día y tendré mi objetivo final en la mira.

No soy una persona supersticiosa, pero me encantan las coincidencias.

Molokai es para mí el punto de quiebre en mi intento de los Siete Mares. Hasta que lo cruce sabré que seré capaz de lograrlo.

En 2009, cuando intentaba hacer la Triple Corona en una temporada, el cruce de Catalina tenía la misma posición.

En aquella ocasión me acompañó Brad Howe, mi mejor amigo desde que estudiamos en Stanford.

Hoy llegó de Malibú, California, para acompañarme. Se regresa el miércoles en la mañana.

Que esté en la lancha conmigo es una buena coincidencia.